La Huella del Tiempo
Las ideas y significados convencionales del término belleza, se aprehenden dentro del marco cultura en el cual nos desarrollamos.
Al observar cualquier elemento, ya sea parte de la naturaleza, una obra de arte, etc., la idea de lo que es bello condiciona la apreciación estética.
Al ampliar la mirada y explorar bajo una perspectiva diferente, se puede llegar apreciar la belleza de lo imperfecto.
La belleza de lo imperfecto se puede percibir en objeto ordinarios tales como tarros viejos, campanas menospreciadas, cocinas que algún día cocinaron, puertas y ventanas que casi no abren, botes que ya no pescan y se encuentran abandonados en un arenal.
Al observar la materialidad de lo imperfecto, de lo desechado, se descubre, por ejemplo, en algún trozo de metal oxidado debido al paso del tiempo, una infinidad de colores tales como naranjos, violetas, amarillos, rojos, verdes, etc.
Así como un trozo de corteza añosa la cual tuvo en su origen una amplia gama de tonalidades propias de la madera, con el paso del tiempo se va transformando dejando una huella. Esta huella se aprecia por ejemplo en los cambios de color y superficie a causa de muchos factores como la humedad, los hongos, líquenes, insectos, etc.
En este cambio de la materia se percibe un valor estético el cual no corresponde a la idea convencional de belleza.
De lo ordinario a lo extraordinario.